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Obama ha llegado a sentenciar que pretende proteger agresivamente la propiedad intelectual autóctona. De otra forma, ratifica, no entiende el progreso de la indústria doméstica y cultural.
Dice que apoya las nuevas tecnologías pero que también respalda la industria norteamericana, la misma que no ha dudado un segundo en aplaudir las palabras del presidente norteamericano. Contradiciendo lo sentencia definitiva que un magistrado pronunció la semana pasada acerca del P2P, Barack Obama ha intervenido en una conferencia sobre comercio en Washington para decir que se contrariará cualquier práctica que dañe el modelo de negocio actual, puesto no entiende el robo ni la duplicación de ideas a través de la Red. Mucho menos para la industria autóctona, cuyos derechos serán defendidos cual Quijote a través del famoso acuerdo llamado ACTA.
En el mismo tratado ACTA han participado Estados Unidos, Japón, Canadá y hasta la Unión Europea en peso, formulando un documento que hasta ahora se ha mantenido en el más absoluto de los secretos. Según se desprende de la declaración de intenciones estadounidense, la voluntad primera consitiría en filtrar los contenidos que se divulgan a través de Internet. La polémica del informe ACTA, sin embargo, pasa por el exceso de secretismo. Hace unos días, el Parlamento Europeo solicitaba a la Comisión más transparencia, para conocer el contenido de las negociaciones de nuestros representantes políticos. Lo mismos que han ganado su silla con el voto de la ciudadanía. La que accede al P2P y comparte. Muy a pesar de lo que diga Obama.
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